Opinión emitida por la Carrera de Calígrafo Público de la Universidad de Buenos Aires sobre reproducciones fotostáticas

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Respuesta brindada a la solicitud de un Magistrado que solicita informes sobre la posibilidad técnica de realizar un peritaje caligráfico sobre reproducciones fotostaticas, informándose lo siguiente:
Según sean los elementos ofrecidos, es posible, en principio, realizar este tipo de peritaje con las limitaciones que más adelante se señalan.
Tanto la opinión de la carrera de Calígrafo Público como la de los matriculados sostiene que la fotocopia, cuando es de la calidad que permiten las fotocopias actuales, posibilita la observación y la valoración técnica de los elementos formales de la escritura. En efecto, la excelente reproducción que ofrecen las fotocopiadoras actuales, a tal punto evidente que a veces resulta difícil determinar, sin instrumental, cuales son las copias y cuales los originales, permite al perito el análisis de elementos tales como la forma y la estructuración de los grafismos, los desplazamientos laterales, las alturas y las proporciones, las inclinaciones absoluta y relativa, la línea básica, el uso de curvas y ángulos, los ligados, el empleo de tildes y acentos, la forma y ubicación de la rúbrica, características ortográficas y literarias, o modalidades particulares en la aplicación de signos.
Son muchos los elementos que pueden analizarse en fotocopia si estas son de buena calidad (se insiste), como por ejemplo las producidas por láser color en las que a veces es posible observar pequeños movimientos de la mano como los que aparecen en los puntos de ataque y de fuga del trazado.
Por el contrario, en términos generales, no podrían analizarse, ni aún con instrumental especifico, los elementos que se llaman «de fondo» o «internos», como las diferencias sutiles de presionado, los «retoques» ocultos en el espesor del trazo, los empalmes cuidadosamente realizados, los restos de lápiz que pueden existir cuando se elimina por borrado un dibujo que sirvió de modelo previo, la existencia de repasados de trazos, y en general todo elemento que sólo sea visible mediante lupa o microscopio, o con iluminación especial, como ocurre cuando se investigan entrecruzamientos para establecer orden de prelación o cuando se trata de borrados mecánicos o lavados químicos. Tampoco puede observarse en fotocopia el estado del soporte o papel, o los impresos de seguridad en microletra como en los cheques con impresión de fondos visibles o invisibles, o en el código de seguridad de la banda inferior.
Hasta aquí se han expuesto los elementos que pueden analizarse en fotocopia y los que no pueden serlo, que son numerosos e importantes, para cada caso según ofrezcan al perito calígrafo posibilidades de análisis y de valoración técnica.
Corresponde ahora informar cuales son los límites que debe respetar el perito según sean los elementos que le presenta lo fotocopiado: un caso es cuando las formas o caracteres externos indican la falta de concordancia, lo que puede llevar a una conclusión «negativa» o contraria a la comunidad de autoría, y otro distinto es cuando los elementos formales señalan la posibilidad de un común impulso gráfico.
Si lo formal o externo de las escrituras comparadas presenta diferencias con entidad técnica suficiente y si así correspondiera, no existe impedimento para informar pericialmente que no proceden de un mismo autor, pero si aquellos elementos formales fueran concordantes, el perito debe actuar con gran prudencia para no incurrir en exceso técnico.
Debe tenerse muy en cuenta que la más perfecta coincidencia formal puede ocultar un minucioso trabajo de calco (que, como tal, presentará esa concordancia externa), un dibujo previo, o un truco fotostático que posiblemente pueda detectarse en el original.
Como se ha visto, existe la posibilidad técnica de emitir opinión pericial sobre elementos fotocopiados, si ellos son suficientes e idóneos para el trabajo técnico, según sea el caso tratado, y respetando las limitaciones que correspondan.
Negarse el perito «a priori», a dar su opinión y sus fundamentos, implicaría una posición no justificable ante los adelantos actuales de la técnica del fotocopiado y ante las exigencias procesales.
Cada caso pericial es único y cada perito analizará las posibilidades y las limitaciones según su propia interpretación ante lo que examina. Será el juez quien, según su criterio y las constancias de autos, determinará el valor de la prueba pericial.
En cuanto al grado de confiabilidad, certeza y/o eficacia que pueda atribuirse a un peritaje caligráfico efectuado en tales condiciones, serán las que el juez le otorgue según los fundamentos que el perito ofrezca, respetando las pautas generales informadas en el presente.